Dos de cada tres personas en la Región Metropolitana consideran que el sabor del agua de la llave es mala o incluso pésima.
En la capital, el agua de la llave tiene una baja popularidad: su sabor es calificado con un promedio de 3,4 por muchos habitantes. Una encuesta reciente revela que solo un 14% de los santiaguinos prefiere beber agua directamente de la llave, mientras que la mayoría opta por alternativas como el agua embotellada (50%) o la cerveza (10%), e incluso un 24% elige otras bebidas para saciar su sed. El sarro y el cloro se destacan como las principales razones de desagrado.
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